Confesión C.D.
Pude enamorarme
del arete en tu oído,
de tus lentes con una mica estrellada ,
de tu cabello corto y castaño
seduciendo apacible a mis dedos.
Pude adorar
esos labios finos de tu boca grande,
tus muslos anchos y tus pantorrillas fuertes,
las nalgas opulentas y tu sexo nervado.
Pude enamorarme
de tu manera de hacer el café por las mañanas,
de tu música y del primer cigarro del día.
Pero apareciste rápido e igual
súbitamente
te fuiste.
A prepararle café a alguien más,
a compartir la ducha
y el primer cigarro de la mañana.
Rápido huíste
a entregar tus labios finos,
tus muslos, las nalgas, tu sexo,
las manos amplias de uñas cuadradas
a alguien más.
del arete en tu oído,
de tus lentes con una mica estrellada ,
de tu cabello corto y castaño
seduciendo apacible a mis dedos.
Pude adorar
esos labios finos de tu boca grande,
tus muslos anchos y tus pantorrillas fuertes,
las nalgas opulentas y tu sexo nervado.
Pude enamorarme
de tu manera de hacer el café por las mañanas,
de tu música y del primer cigarro del día.
Pero apareciste rápido e igual
súbitamente
te fuiste.
A prepararle café a alguien más,
a compartir la ducha
y el primer cigarro de la mañana.
Rápido huíste
a entregar tus labios finos,
tus muslos, las nalgas, tu sexo,
las manos amplias de uñas cuadradas
a alguien más.
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