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Mostrando las entradas de junio, 2008
Y unos queremos morirnos, mientras otros que no lo buscan, lo encuentran. Y unos queremos salir de aquí, irnos, mientras otros lentamente se esfuman. Unos rasgamos nuestras vestiduras y otros se topan de frente con el verdadero dolor. Esos no logran darse cuenta de que se están yendo porque no pueden verse por fuera, los vemos nosotros cómo se evaporan, como a cada segundo se desvanecen. Ellos no pueden hacer nada. Mientras que unos ansiamos diluirnos, ser un borrón en el paisaje, otros se van sin desearlo, sin siquiera suponerlo. Asoman al precipicio buscando una pelota y encuentran la corriente que los abraza en oscuridad. Mientras unos sentimos morir, otros lo hacen, hundidos en una cama perpetua. Nos buscan con ojos ingenuos, tratan de preguntarnos si es cierto que se mueren, si es verdad que se están yendo. Pero no pueden decir nada. Mientras unos morimos de a mentiras, con todo el peso de la rutina haciendonos puré, otros realmente se desintegran sin tener tiempo siquiera de aleg

Bukowski

SOLEDAD* Nunca he estado solo. He estado en una habitación, me han dado ganas de suicidarme. Me he deprimido. Me he sentido horriblemente mal —sobre todo horrible— pero nunca he sentido que otra persona pueda entrar a ese cuarto y curar lo que me molesta… o que varias personas lo hagan. En otras palabras, la soledad es algo que nunca me molestó, porque siempre me ha gustado. […] Ya sabes la opinión de la mayoría típica: “¡Guau, es viernes en la noche, ¿qué vas a hacer? ¿Quedarte ahí sentado?” Bueno, pues sí, porque no hay nada allá afuera. Pura estupidez. Gente estúpida acompañada de gente estúpida. Que se estupidicen solos. Nunca he sentido la necesidad de salir de pronto en la noche. Antes me escondía en los bares porque no quería esconderme en las fábricas. Eso es todo. Lo siento por los miles de personas, pero nunca he estado solo. Me gusto. Soy la mejor forma de divertirme que tengo. ¡Tomemos más vino! *Charles Bukowski en entrevista hecha por Sean Penn veinte años atrás. Estos fr

Animales hasta en la sopa

BARRIOS BAJOS EXT/MADRUGADA. Hay un hombre de unos cincuenta años, desgreñado y vomitando en la acera. Después de vomitar da el último trago a una botella de vino y echa a andar hacia las afueras de la ciudad. Llega a un punto en el que sólo hay urbanizaciones de chalets espaciados entre sí. Avanza con la cara ensangrentada y el pelo revuelto. Llega hasta una casa verde de tres plantas, muy grande, adornada de yedra y con matorrales y varios árboles alrededor. Llama al timbre. Sale de la casa una mujer de unos treinta años. Tiene el pelo largo, rojo castaño, muy largo y ojos pardos, una mujer muy guapa. MUJER ¿Sí? HOMBRE Tengo sed, ¿Puedo tomar un vaso de agua? MUJER Pasa y siéntate. CASA DE LA MUJER INT/DIA. Entran los dos en la casa, el hombre se queda solo en la habitación principal cuando algo pasa delante de él. Vuelve a pasar y se queda frente a él mirándole directamente a los ojos. Es un orangután. Salta a su regazo, coge su chaqueta y salta al suelo llevándosela. Ella vuelve co