VELA
Dos horas de sueño, ojo desnudo, reseco. Rumias imágenes del día: Das vueltas a mensajes que no lees pero que sabes que existen. Intriga de fin de semana, ignoras no a dónde lo llevan sus pies si no dónde puso las manos. Conversación de horas, ojos en blanco como huevos y sus manos oscuras escribiendo textos que no te pertenecen. Mientras su voz ulula en tu oído mezclada con neblina que aquí no baja pero es sopor, es un caminar blando y palabras que no dices, siguiendo la plática imposible porque no estás, te perdiste en seis horas de vigilia y sus manos oscuras haciendo textos.