El lobo sabe cuando caminas sola, Caperuza.
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Mientras avanza por el camino hacia la apacible y segura casa de la abuela, Caperucita se deja comer por el lobo.
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Caperucita estaba aburrida. Decidió, por esta ocasión, convertirse en manjar.
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La Caperucita-DiseñadorGráfico se cuida muy bien del logo.
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Entonces Caperucita le confesó al lobo: Te quiero comer.
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El lobo resultó pianista.
-Me gusta como tocas, le dijo Caperuza.

 

El lobo aguarda en el bosque, sabe que Caperuza no pasará por ahí sólo una vez.  



El lobo jamás se indigesta. Conoce bien los antiácidos.


Caperuza pasa temprano. Es el plato fuerte, nunca el postre.


Si es necesario, el lobo gimotea, siempre le ha funcionado.

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El lobo sabe cuando estás descorazonada, Caperuza.

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El lobo huele cuando no te importaría ser mordida.

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Como cuando tú sola vas y te entregas cual corderito sólo para que el mismo lobo no te siga comiendo.

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