Nunca fui gris, gracias, ese tono no estuvo en mi vida.
He rayado tantas veces la felicidad. Tanto que mi cuaderno está casi lleno.
Mucho que celebrar y tristezas agrandadas. Digo, por algo uno escribe.
Hoy que conozco la verdadera pena veo, de todos modos, 

que hay tanto que agradecer. Lo que tuve, gocé, miré, oí, sentí.
Mañanitas cada año acompañadas de guitarra.
Todos juntos, los cuatro, sonrisas amplias. El respaldo, las palabras, esa fe entregada.
Nunca fui gris, gracias. Sigo mi camino, todos juntos, las tres. Y el apoyo, halo de luz, caminando conmigo, a mis espaldas.

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