Sonetos a Orfeo/Rainer Maria Rilke
III
Para un dios sí es posible. Pero explícame ¿cómo
lo va a seguir un hombre con la menguada lira?
Su sentido es discorde. En el cruce de dos
sendas del corazón no se alza un templo a Apolo.
El canto como tú lo enseñas no es anhelo,
no es petición de algo aún no conseguido;
el canto es existencia. Es fácil para el dios.
¿Pero cuándo existimos nosotros? ¿Cuándo vira
él hacia nuestro ser los astros y la tierra?
El que tú ames, muchacho, no es idéntico, aunque
la voz te esté forzando a abrir la boca. Aprende
a olvidar que has cantado. Eso es algo que fluye.
Cantar es en verdad un aliento distinto.
Un hálito por nada. Soplo en el dios. Un viento.
Para un dios sí es posible. Pero explícame ¿cómo
lo va a seguir un hombre con la menguada lira?
Su sentido es discorde. En el cruce de dos
sendas del corazón no se alza un templo a Apolo.
El canto como tú lo enseñas no es anhelo,
no es petición de algo aún no conseguido;
el canto es existencia. Es fácil para el dios.
¿Pero cuándo existimos nosotros? ¿Cuándo vira
él hacia nuestro ser los astros y la tierra?
El que tú ames, muchacho, no es idéntico, aunque
la voz te esté forzando a abrir la boca. Aprende
a olvidar que has cantado. Eso es algo que fluye.
Cantar es en verdad un aliento distinto.
Un hálito por nada. Soplo en el dios. Un viento.
Comentarios