En la casa de Abel todos derramaban melcocha.
Es una casa de artisto, una casa con estudio y cuadros colgados.
Con una esposa de artisto y música alternativa
de esa que escuchan artistos.
Con dos perros en el patio y artesanías en los libreros.
Y todos bailan en casa de Abel
derramando melcocha.
Susurrando promesas al oído.
Riéndose entre líneas.
Presumiendo próximas bodas.
La casa de Abel se parece a la mía.
A esa que deseé pero que no tuve.
A esa donde artistos solos
irían a envidiar
la felicidad de otros.

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