Viento sordo, sombras danzantes

Los fantasmas son muertos sepultados y desenterrados infinidad de veces.
Tienen cara de luna y están hechos de hielo,
cada vez que me tocan me convierten en gotas
que estallan contra el piso.
Los fantasmas son muros en los que se rompieron mis ojos,
ventisca a la que hablé de amaneceres,
viento sordo del que no obtuve respuesta.
Son vigías del castillo de puertas al revés,
bramidos que se diluyen en lo tangible,
sombras danzantes que se empeñan en ser.
Piden a gritos que los vea, quieren entrar.
Ignoran que no los recuerdo, niegan tener una tumba.
Invaden mi habitación con fuerte olor a locura.

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