No sé qué me ata a la vida,
si mi familia o mi necedad.
No sé qué hago buscando caminos,
tocando puertas para echarme a correr.
Por qué sigo aquí,
castigo divino,
acaso tal vez, pusilanimidad.

No sé qué hago aquí.
Enloquecer cada día.
Tejer errores.
Despreciar a la gente.
Llamar a la puerta que no quiero que se abra.

Cuando sigo un camino, algo me falta.
Tal vez la textura, tal vez el paisaje
no terminan de ser suficientes.
Tomo otro y de nuevo lo mismo:
las piedras, la hierba, los que ahí
transitan hacen que de vuelta
y busque otro camino.

Qué hago aquí, qué me ata a la vida,
tal vez telarañas hechas con errores.
Más que un anhelo, deseos frustrados.
Qué objetivo sigo, el que nunca alcanzo.
Y sigo andando, obteniendo siempre
fracaso tras fracaso, odio por la gente,
locura, sinsabor.

Comentarios

la nada de nada dijo…
yo tampoco sé qué hago aquí la mayor parte del tiempo. pero estoy segura de que me gusta mucho que tú también estés aquí. un abrazo.
Z. dijo…
Siempre a tiempo tus palabras. Muy bellas. Gracias.
Z.
Luis David dijo…
Yo se que, entre otras muchas cosas, me ata a la vida la belleza de tus letras y la oportunidad de reencontrarme contigo en estos espacios.

besos
Anónimo dijo…
... y sin saber que hago aqui algún día veré en este lugar barcos pasar, besos buscar, sueños encontrar, algún día encontraré un lugar tan solo para pensar, que todo el tiempo que viví es vano y sin ello no aprendí que la vida es un momento y que un momento lo es todo. A veces para una estrella, a veces para una vida, a veces para un sueño ese justo momento es para decir, sentir que estuve aquí, que fuí parte de este mundo, que no deje estela pero brille con tanta intensidad que para que un milímetro de firmamento, que tal vez nadie vió eso no significace que eso no sucedio.

Entradas más populares de este blog

Guardiana del abismo

El retrato de Zoe y otras mentiras, de Salvador Elizondo

G. V. Z.