Senza cuore
Llegué a menospreciar la expresión. Incluso pensé que era demasiado cursi. Hoy sé, sin orgullo y sin gloria, lo que es andar por el mundo con el corazón roto.
He de admitir que quise repararlo al menos un par de veces: utilicé pegamento de contacto, después, masking. La primera vez obtuve un corazón reluciente, casi. Las fisuras no eran muy perceptibles. Confiada, tratando de ocultar lo que había pasado, quise llevar el corazón a su sitio pero en el camino, el corazón cayó de mi mano. Lo levanté avergonzada y ya sin tanto esmero otra vez me puse a arreglarlo. Pegué masking aquí y allá y el corazón quedó hecho un rústico envoltorio. Ya no lucía en su antiguo anaquel y mejor lo metí en mi bolsa. Despistada caminé por la calle y sin más, alguien a quien no había visto en mucho tiempo, al pasar con poco tiento junto a mí, lo aplastó.
Sé que llegué a menospreciar la frase y a creerla demasiado cursi, pero hoy entiendo bien de qué se trata andar por el mundo con lágrimas atoradas, olvidar la brisa de una cascada, ir caminando sin que importe una flor o un aroma.
Sé perfectamente lo que es marchar bajo la noche sin saber qué hora es y sin ya no querer ir al lugar donde la antigua brújula o aquel viejo envoltorio aplastado hubieran querido indicar…
El vodka, el brandy, el licor de café, la cerveza… todos los alcoholes del mundo saben igual y no se disfruta su calor. Las canciones suenan insípidas.
A través de las grietas del corazón lastimado, reparado y desecho otra vez; se escapan los sueños, las nubes y las mariposas tornasoladas. Y uno se transforma, de detractor en partidario de besos hechos de papel bond y convertidos en bolita. Las agonías, las eternidades de un instante, se vuelven mecánicas con todos sus gritos y jadeos. Es más, ya ni siquiera hay preguntas necias. El pecho está vacío, la mirada fría, la mente borroneada, los ojos secos. Ya no se espera a alguien que jamás dijo que vendría…
Hoy no discrimino la frase porque la entiendo. La vida está desabrida y no hay sal para sellar ninguna fisura. Sé muy bien lo que significa andar por el mundo con un envoltorio aplastado, ir por ahí, descorazonado.
He de admitir que quise repararlo al menos un par de veces: utilicé pegamento de contacto, después, masking. La primera vez obtuve un corazón reluciente, casi. Las fisuras no eran muy perceptibles. Confiada, tratando de ocultar lo que había pasado, quise llevar el corazón a su sitio pero en el camino, el corazón cayó de mi mano. Lo levanté avergonzada y ya sin tanto esmero otra vez me puse a arreglarlo. Pegué masking aquí y allá y el corazón quedó hecho un rústico envoltorio. Ya no lucía en su antiguo anaquel y mejor lo metí en mi bolsa. Despistada caminé por la calle y sin más, alguien a quien no había visto en mucho tiempo, al pasar con poco tiento junto a mí, lo aplastó.
Sé que llegué a menospreciar la frase y a creerla demasiado cursi, pero hoy entiendo bien de qué se trata andar por el mundo con lágrimas atoradas, olvidar la brisa de una cascada, ir caminando sin que importe una flor o un aroma.
Sé perfectamente lo que es marchar bajo la noche sin saber qué hora es y sin ya no querer ir al lugar donde la antigua brújula o aquel viejo envoltorio aplastado hubieran querido indicar…
El vodka, el brandy, el licor de café, la cerveza… todos los alcoholes del mundo saben igual y no se disfruta su calor. Las canciones suenan insípidas.
A través de las grietas del corazón lastimado, reparado y desecho otra vez; se escapan los sueños, las nubes y las mariposas tornasoladas. Y uno se transforma, de detractor en partidario de besos hechos de papel bond y convertidos en bolita. Las agonías, las eternidades de un instante, se vuelven mecánicas con todos sus gritos y jadeos. Es más, ya ni siquiera hay preguntas necias. El pecho está vacío, la mirada fría, la mente borroneada, los ojos secos. Ya no se espera a alguien que jamás dijo que vendría…
Hoy no discrimino la frase porque la entiendo. La vida está desabrida y no hay sal para sellar ninguna fisura. Sé muy bien lo que significa andar por el mundo con un envoltorio aplastado, ir por ahí, descorazonado.
Comentarios
Gracias por tu mensaje en el Blues de la estufa divina. Ahora, leo tu Senza cuore...
¡Uf! Le diste a mi viernes la melancolía necesaria para seguir viviendo.
Ánimo, Zoé.
Gracias por tus comentarios, el libro de las Muertas si es Ibargüenoitia. Ahora estoy leyendo a Terry Pratchet, te lo recomiendo, cualquiera de sus libros.
SalU2