amanecí con los puños bien cerrados y la rabia insolente de mi juventud El cuatro de octubre vi a los Héroes del Silencio. Soberbia experiencia. Recordé a los amigos que se han extraviado en la distancia con La Herida y no sé si lloré con Avalancha o En brazos de la fiebre . Iba con mi hermana y fue lo mejor compartir ese momento con ella. Me agrada estar con la gente que quiero y que me quiere. Me di cuenta que mi vida podría sustentarse en momentos como ese. Fui feliz como espero serlo hoy, al lado de mi gente.
Recientemente fue otorgado al escritor mexicano José Emilio Pacheco el premio de Poesía Ciudad de Granada, Federico García Lorca, considerado el de mayor dotación económica de poesía en lengua española, es por ello, que hoy, a manera de reconocimiento he querido hablar de una de las obras fundamentales de este autor. Podemos decir que José Emilio Pacheco es polifacético, ha figurado tanto en poesía como en prosa, además se ha dedicado al oficio de traductor, editor, docente e investigador en diversas universidades. Nació en la Ciudad de México en junio de 1939 y su obra comenzó a recibir reconocimiento rápidamente. Batallas en el Desierto fue publicado en 1981, en él, el personaje principal, el narrador, nos presenta un trozo de su infancia en la colonia Roma de la Ciudad de México. “Ciudad en penumbra, misteriosa colonia Roma de entonces. Átomo del inmenso mundo, dispuesto muchos años antes de mi nacimiento como una escenografía para mi ...
Perdón, Nunca quise hacerte mal, pero siempre que me acerco al fuego, Se me escurre el diablo. Zoe. La fila estaba llena de pubertos. Algunas adolescentes se preguntaban si las dejarían pasar al bar, pues no traían credencial del IFE. Después de las diez la fila empezó a avanzar. A algunos les pidieron credencial, otras se hicieron occisos. Entramos. Lugar con muchos niveles y varios escalones. Los mandiles hacían su agosto: te daban una buena mesa si prometías consumir una botella o si ofrecías una buena cantidad de propina. Esperamos todavía casi dos horas dentro. Tiempo suficiente para ir calentando la garganta con vodka y ver cómo el bar se iba abarrotando. Después de las doce vemos sobre el escenario a cuatro hombres flacos, algunos de ellos melenudos, que se aprestan a tocar. Abren el concierto con Whatever : "and all the spiders in my mind, and all the things we never said. Maybe the last day of my life, when I look at the world trought the blue of your eyes, trough...
Comentarios