Zoé en el concierto de Zoe
Perdón,
Nunca quise hacerte mal,
pero siempre que me acerco al fuego,
Se me escurre el diablo.
Zoe.
La fila estaba llena de pubertos. Algunas adolescentes se preguntaban si las dejarían pasar al bar, pues no traían credencial del IFE. Después de las diez la fila empezó a avanzar. A algunos les pidieron credencial, otras se hicieron occisos. Entramos. Lugar con muchos niveles y varios escalones. Los mandiles hacían su agosto: te daban una buena mesa si prometías consumir una botella o si ofrecías una buena cantidad de propina.
Esperamos todavía casi dos horas dentro. Tiempo suficiente para ir calentando la garganta con vodka y ver cómo el bar se iba abarrotando.
Después de las doce vemos sobre el escenario a cuatro hombres flacos, algunos de ellos melenudos, que se aprestan a tocar. Abren el concierto con Whatever: "and all the spiders in my mind, and all the things we never said.
Maybe the last day of my life, when I look at the world
trought the blue of your eyes,
trought the hole in your heart..."
Se oyen los gritos al unísono. Unos corean las canciones. Después de poco más de una hora de escuchar canciones provenientes de ambos discos, e incluso el sencillo del nuevo material (Dead), los Zoe se despiden de Puebla. Inmediatamente gritamos por otra canción. Los músicos vuelven al escenario y tocan una consentida del público, Deja te conecto: "y fue una vez sí, sólo una vez, que te dije la verdad, sólo una vez hinchado en alcohol, perdido en la noche soñando con volver. Y sólo quiero que me des un poco de sinceridad, sólo quiero que me des un poco de sinceridad..."
Entonces, al terminar otro par de canciones, Leo Larregui se despide del público, dejandolo fascinado y a gusto con el espectáculo que han presentado, con esa voz ronca y potente que tiene, con lo intrincado de sus líricas y los arreglos electrónicos de su música.
Valió la pena haberme tomado la mitad del vodka y aguantar niñas pubertas.
Comentarios
En fin, entiendo que a tu edad eso parece divertido. Eres capaz, incluso, de aguantar a las niñas pubertas.
Ya la vida te enseñará que hay mejores maneras de perder el tiempo. Al menos, más interesantes.
Lo cierto es que, como entiendo que vives en Puebla, sábete que si te das una vuelta por la Ciudad de México, no dudes en visitar Ruta 61, pero sólo si toca Betsy Pecanins, Las Señoritas de Aviñón, AKA y/o Vieja Estación (son las únicas bandas que vale la pena escuchar, por ahora).
Tú llegas, preguntas por mí (Agustín), y si no estoy, habla con Lalo Serrano (el dueño del lugar) y dile que eres mi invitada, que anote tu consumo en mi cuenta.
¡Qué pases un lindo día!
Monito: Y eso que no te conté que los últimos dos escalones de la entrada del bar no los vi y saludé bonito al suelo! Jajaja. Y todavía no me echaba la mitad de vodka que me tomé.
Saludos
estupidos