Fantasmas
El mundo está poblado de fantasmas. Necio aquél que lo niegue. El primer fantasma de mi vida fue aquel que pertenecía al del tío Isidro. Fue un fantasma pasajero, se fue como llegó. Lo recuerdo en mis primeros años infantiles. Era el fantasma del tío que se fue a morir a casa de mis abuelos, donde yo vivía. Recuerdo el miedo que me producía atravesar el largo patio medio iluminado. La sensación d ... e que alguien me seguía muy de cerca. El temor de no querer voltear y evitar correr pues la angustia de saberme perseguida se hacía mayor si yo aumentaba la velocidad. Prefería entonces intentar calmarme, caminar despacio, tratando de ocultar mi miedo y únicamente acelerar el paso al estar cerca de los cuartos en donde mis papás, mi hermana y yo vivíamos. Después de eso no hubo más fantasmas por un tiempo, únicamente muertos. Un fantasma importante es el de mi abuelita. Después de darnos tanto amor y de que me consintiera como las buenas abuelas lo hacen, cuando se murió, me dejó dormir...